La Santa Liga luchó contra el rey católico Enrique III de Francia y el protestante Enrique de Navarra, futuro Enrique IV de Francia, y contaba con el apoyo del papa Sixto V, los jesuitas, la reina Catalina de Médicis y el rey Felipe II de España. La Liga Católica, también llamada Santa Liga, La Liga o la Santa Unión (en francés: Ligue catholique o Sainte Ligue, o Sainte Union), fue un movimiento político armado de carácter católico de las Guerras de religión de Francia, cuyo objetivo era imponer el catolicismo como única religión y eliminar el protestantismo de Francia. Como comandante en jefe se nombró a Johann Tserclaes, conde de Tilly. Repartidas por toda Francia, ya existían pequeñas organizaciones católicas que luchaban contra los protestantes, como la Liga picarda, creada en 1568. Sin embargo, la concesión de localidades seguras para los hugonotes provocó el descontento y la rebelión de los católicos más extremistas contra el rey. Sin embargo, las tensiones religiosas se hicieron más intensas durante la segunda mitad del siglo XVI, y los obispos se negaban a abandonar sus obispados.
Sin embargo, el problema principal de la Liga fue la falta de preparación de sus miembros. El programa de la Liga comprendía, además de la defensa de la Iglesia, la defensa del rey y la de los Estados Generales de Francia. Esto hizo que el rey de Dinamarca Cristian IV, luterano convencido, entrase en la guerra de los Treinta Años en 1625 con el doble objetivo: proteger el protestantismo e intentar convertirse en el caudillo principal del norte de Europa. En ese momento, Gustavo II Adolfo de Suecia, como previamente había hecho Cristián IV, acudió en ayuda de los luteranos alemanes para prevenir una posible agresión católica a su país y para obtener influencia económica en los Estados alemanes situados alrededor del mar Báltico. Así, la batalla de Lutter con la destrucción de la mitad de los efectivos daneses y el hecho de que los príncipes del norte de Alemania hasta Mecklemburgo quitaran su apoyo a Cristián IV, marcó el declive de Dinamarca como una gran potencia europea. Tras su despido como bicampeón con los portugueses, Guttman auguró que el club nunca más vencería una competición europea sin él como entrenador en los próximos cien años.
Óscar García, entrenador de la selección catalana sub-18, como asistente. Esta fue impulsada por el periódico deportivo francés L’Équipe de mano de su director en la época Gabriel Hanot junto con su colega Jacques Ferran, y con el apoyo del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, así como Gusztáv Sebes, camisetas psg subsecretario de deportes de Hungría y vicepresidente de la UEFA. Tras la cruda intervención del presidente del Compostela, José María Caneda, que sacó a relucir la dudosa gestión del organismo, se logró por aclamación la conformidad de la Asamblea con una solución de compromiso que consistió en incrementar en dos el número de equipos participantes en el torneo liguero, prolongándose hasta las 42 jornadas durante las dos temporadas siguientes. Comenzaba la intervención sueca en el conflicto. Como presidente de la misma se eligió a Maximiliano I a condición de que como copresidente fuese el Arzobispo de Maguncia. El primer presidente del club fue César Jácome Moscoso, cuando aún el equipo se conocía como Club Universitario, pero no fue hasta 1930, con la creación oficial de Liga Deportiva Universitaria, que Bolívar León se convirtió en el primer presidente de la actual institución.
El acuerdo así lo recoge: «Spotify cede así este espacio privilegiado en la camiseta de juego, como parte de una acción que se enmarca en el partnership con el club y que se incluye entre las actividades que se llevarán a cabo dentro de la alianza de ambas marcas para ofrecer experiencias innovadoras para los fans del fútbol y a la vez ayudar a llegar a nuevos públicos a través de la música». Tras siete años de tranquilidad, la crisis resurgió en 1584 tras la muerte del duque de Anjou, hermano del Rey, y la aceptación por este último de que su sucesor fuera su pariente más cercano por línea masculina -de acuerdo con la Ley sálica que regía la sucesión al trono de Francia-, el rey de Navarra Enrique III, un príncipe protestante (que accederá al trono como Enrique IV de Francia). La regulación más importante de la Liga fue que los conflictos tendrían que ser resueltos de acuerdo a las leyes del Imperio o, si éstas no lo lograban, lo haría la propia Liga.